[alianza-solidaria - schoenstatt.org] Feliz Navidad

Maria Fischer maria.fischer at schoenstatt.org
Mon Dec 26 11:46:06 CET 2016


Feliz Navidad, en estos días navideños,  a todos y a cada uno de 
ustedes, mis amigos, colaboradores, usuarios de schoenstatt.org:


Navidad es un momento de encuentro, con Dios hecho hombre, hecho niño, 
con este Dios Amor, con este Dios que ES Alianza Solidaria y que nos 
hace aliados solidarios, superando distancias, barreras de cultura, de 
idioma, de desconocimiento, que desde su pesebre y en la humildad de 
Belén crea vinculos solidarias... relatando, cada vez de nuevo, la gran 
historia real de la vida que llamamos la historia de salvación.

Desde el equipo de schoenstatt.org nos sentimos felices de poder 
participar en esta misión, y por eso en esta Navidad 2016llevamos al 
Niño en el pesebre a todos que compartieron una o mas historias de la 
vida real en nuestra pagina,  a todos los que durante este año 
peregrinaron al Santuario "digital" que es schoenstatt.org y que nos 
regalaron un comentario; a todos que encontraron en algo que publicarmos 
una inspiración para su vida misionera, a todos nuestros proyectos 
solidarios - las 100 casas (o casi 200), los proyectos que sentimos 
tanto nuestro como la pastoral carcelaria y la Casa Madre de Tuparenda, 
la Casa del Niño en Ballester, las Misiones Familiares y 
Universitarias,  las Peregrinas Fundacionales, especialmente las en Irak 
y en Siria; la difusión de la Alianza Solidaria con Francisco; las 
"cartas a la Mater en el Santuario Original", el Taller de Comunicación 
Kentenijiana ...Llevamos al Niño en el pesebre todo nuestro amor por el 
Santo Padre, y todo nuestro compromiso con "todo Schoenstatt", como y 
para schoenstattianos en red.

Quiero agradecer en este mail que se dirige a todos pero realmente 
tambien a cada uno de ustedes, por cada encuentro, cada invitación a 
compartir la mesa y la vida, cada dialogo, cada aporte a la pagina, cada 
comentario, cada oración, cada visita a nuestra schoenstatt.org, porque 
la hacemos para ustedes, para la familia internacional, en alianza 
solidaria.

A muchos de ustedes tuve la alegría de conocer personalmente este año, o 
a ver de nuevo, y a muchos espero volver a ver en 2017 en Schoenstatt, 
en Roma o en el viaje a Argentina y Paraguay  en marzo/abril (y quien 
sabe ---). A todos y cada uno, tambien en nombre de nuestro equipo de 
colaboradores, un sincero agradecimiento, y a la vez una invitacion a 
compartir más, a aportar mas, a comentar mas - pues schoenstatt.org es 
todos y vive del amor y de las historias reales de todos.

En Alianza Solidaria,

Maria

*
*

*http://www.schoenstatt.org/es/reflexiones/2016/12/no-temais-lc-2-10/*


*
*

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILIA DE PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE NOCHE BUENA

«Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los 
hombres» (Tt 2,11). Las palabras del apóstol Pablo manifiestan el 
misterio de esta noche santa: ha aparecido la gracia de Dios, su regalo 
gratuito; en el Niño que se nos ha dado se hace concreto el amor de Dios 
para con nosotros.

Es una noche de gloria, esa gloria proclamada por los ángeles en Belén y 
también por nosotros hoy en todo el mundo. Es una noche de alegría, 
porque desde hoy y para siempre Dios, el Eterno, el Infinito, es Dios 
con nosotros: no está lejos, no debemos buscarlo en las órbitas celestes 
o en una idea mística; es cercano, se ha hecho hombre y no se cansará 
jamás de nuestra humanidad, que ha hecho suya. Es una noche de luz: esa 
luz que, según la profecía de Isaías (cf. 9,1), iluminará a quien camina 
en tierras de tiniebla, ha aparecido y ha envuelto a los pastores de 
Belén (cf. Lc 2,9).

Los pastores descubren sencillamente que «un niño nos ha nacido» (Is 
9,5) y comprenden que toda esta gloria, toda esta alegría, toda esta luz 
se concentra en un único punto, en ese signo que el ángel les ha 
indicado: «Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un 
pesebre» (Lc 2,12). Este es el signo de siempre para encontrar a Jesús. 
No sólo entonces, sino también hoy. Si queremos celebrar la verdadera 
Navidad, contemplemos este signo: la sencillez frágil de un niño recién 
nacido, la dulzura al verlo recostado, la ternura de los pañales que lo 
cubren. Allí está Dios.

Con este signo, el Evangelio nos revela una paradoja: habla del 
emperador, del gobernador, de los grandes de aquel tiempo, pero Dios no 
se hace presente allí; no aparece en la sala noble de un palacio real, 
sino en la pobreza de un establo; no en los fastos de la apariencia, 
sino en la sencillez de la vida; no en el poder, sino en una pequeñez 
que sorprende. Y para encontrarlo hay que ir allí, donde él está: es 
necesario reclinarse, abajarse, hacerse pequeño. El Niño que nace nos 
interpela: nos llama a dejar los engaños de lo efímero para ir a lo 
esencial, a renunciar a nuestras pretensiones insaciables, a abandonar 
las insatisfacciones permanentes y la tristeza ante cualquier cosa que 
siempre nos faltará. Nos hará bien dejar estas cosas para encontrar de 
nuevo en la sencillez del Niño Dios la paz, la alegría, el sentido de la 
vida.

Dejémonos interpelar por el Niño en el pesebre, pero dejémonos 
interpelar también por los niños que, hoy, no están recostados en una 
cuna ni acariciados por el afecto de una madre ni de un padre, sino que 
yacen en los escuálidos «pesebres donde se devora su dignidad»: en el 
refugio subterráneo para escapar de los bombardeos, sobre las aceras de 
una gran ciudad, en el fondo de una barcaza repleta de emigrantes. 
Dejémonos interpelar por los niños a los que no se les deja nacer, por 
los que lloran porque nadie les sacia su hambre, por los que no tienen 
en sus manos juguetes, sino armas.

El misterio de la Navidad, que es luz y alegría, interpela y golpea, 
porque es al mismo tiempo un misterio de esperanza y de tristeza. Lleva 
consigo un sabor de tristeza, porque el amor no ha sido acogido, la vida 
es descartada. Así sucedió a José y a María, que encontraron las puertas 
cerradas y pusieron a Jesús en un pesebre, «porque no tenían [para 
ellos] sitio en la posada» (v. 7): Jesús nace rechazado por algunos y en 
la indiferencia de la mayoría. También hoy puede darse la misma 
indiferencia, cuando Navidad es una fiesta donde los protagonistas somos 
nosotros en vez de él; cuando las luces del comercio arrinconan en la 
sombra la luz de Dios; cuando nos afanamos por los regalos y 
permanecemos insensibles ante quien está marginado.

Pero la Navidad tiene sobre todo un sabor de esperanza porque, a pesar 
de nuestras tinieblas, la luz de Dios resplandece. Su luz suave no da 
miedo; Dios, enamorado de nosotros, nos atrae con su ternura, naciendo 
pobre y frágil en medio de nosotros, como uno más. Nace en Belén, que 
significa «casa del pan». Parece que nos quiere decir que nace como pan 
para nosotros; viene a la vida para darnos su vida; viene a nuestro 
mundo para traernos su amor. No viene a devorar y a mandar, sino a 
nutrir y servir. De este modo hay una línea directa que une el pesebre y 
la cruz, donde Jesús será pan partido: es la línea directa del amor que 
se da y nos salva, que da luz a nuestra vida, paz a nuestros corazones.

Lo entendieron, en esa noche, los pastores, que estaban entre los 
marginados de entonces. Pero ninguno está marginado a los ojos de Dios y 
fueron justamente ellos los invitados a la Navidad. Quien estaba seguro 
de sí mismo, autosuficiente se quedó en casa entre sus cosas; los 
pastores en cambio «fueron corriendo de prisa» (cf. Lc 2,16). También 
nosotros dejémonos interpelar y convocar en esta noche por Jesús, 
vayamos a él con confianza, desde aquello en lo que nos sentimos 
marginados, desde nuestros límites. Dejémonos tocar por la ternura que 
salva. Acerquémonos a Dios que se hace cercano, detengámonos a mirar el 
belén, imaginemos el nacimiento de Jesús: la luz y la paz, la pobreza 
absoluta y el rechazo. Entremos en la verdadera Navidad con los 
pastores, llevemos a Jesús lo que somos, nuestras marginaciones, 
nuestras heridas no curadas. Así, en Jesús, saborearemos el verdadero 
espíritu de Navidad: la belleza de ser amados por Dios. Con María y José 
quedémonos ante el pesebre, ante Jesús que nace como pan para mi vida. 
Contemplando su amor humilde e infinito, digámosle gracias: gracias, 
porque has hecho todo esto por mí.


-------------- next part --------------
An HTML attachment was scrubbed...
URL: <http://mail.mchosting.eu/pipermail/kd1871-alianza-solidaria/attachments/20161226/eeb79ffd/attachment-0001.htm>
-------------- next part --------------
A non-text attachment was scrubbed...
Name: not available
Type: image/jpeg
Size: 555165 bytes
Desc: not available
URL: <http://mail.mchosting.eu/pipermail/kd1871-alianza-solidaria/attachments/20161226/eeb79ffd/attachment-0002.jpeg>
-------------- next part --------------
A non-text attachment was scrubbed...
Name: not available
Type: image/jpeg
Size: 91752 bytes
Desc: not available
URL: <http://mail.mchosting.eu/pipermail/kd1871-alianza-solidaria/attachments/20161226/eeb79ffd/attachment-0003.jpeg>


More information about the Kd1871-alianza-solidaria mailing list