<html>
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</head>
<body bgcolor="#FFFFFF" text="#000066">
En el gran gran entusiasmo de haber vivido un momento de cenaculo
con Papa Francisco!!!!<br>
<br>
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face="Trebuchet MS"> </font></font><span id="content2"
style="color: #282828; font:Verdana; text-align: justify;
font-size:12px"> <u><a moz-do-not-send="true"
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src="cid:part3.01020902.03020008@schoenstatt.org"
alt="MP3" border="0"></a> </u> «Hay que recuperar
muchas cosas en la familia herida de hoy día», dijo el Papa
Francisco al responder a la primera pregunta en su audiencia
al Movimiento Católico Internacional de Schoenstatt, cuyo tema
era sobre la Familia como propuesta viva. Siguiendo la
enseñanza de Jesús, «el gran maestro de perder el tiempo... Ha
perdido el tiempo acompañando, para hacer madurar las
conciencias, para curar heridas, para enseñar». El Obispo de
Roma destacó la importancia de la preparación al matrimonio:
«no se puede preparar novios al matrimonio con dos encuentros,
con dos conferencias. Eso es un pecado de omisión de nosotros,
los pastores y los laicos que realmente están interesados en
salvar a la familia». Ante la cultura del provisorio y ante
los dramas familiares que tanto hacen sufrir a los hijos, el
Santo Padre hizo hincapié en la importancia de acompañarlos,
con paciencia y cercanía:<br>
<b>Pregunta: </b><br>
ROSA: Santo Padre, La Providencia nos ha regalado la hermosa
experiencia de acompañar y fortalecer con la espiritualidad de
la Alianza a muchos matrimonios y familias. Constatamos, al
mismo tiempo, que muchos cristianos no han tenido la
posibilidad de vivir la belleza del Sacramento del Matrimonio.<br>
EDUARDO: El Sínodo que acaba de terminar nos ayuda a tomar
conciencia de que en muchas culturas ya no existe un concepto
de familia unívoco. También nos ha presentado la urgencia de
acompañar a tantos creyentes que viven realidades diferentes y
también fracturadas. Santo Padre, quisiéramos que cuente con
nosotros en este camino que se ha iniciado con el sínodo.<br>
ROSA: Ante los desafíos de la familia actual, desde su
experiencia pastoral, ¿qué orientaciones nos quisiera dar para
acompañar mejor a aquellos hermanos y hermanas que aún no se
sienten acogidos en nuestra Iglesia, y para acompañar a novios
y familias, de manera que lleguen a ser “propuesta viva e
irresistible” para los que buscan un camino de plenitud?<br>
<b>Repuesta del Papa: </b><br>
<i>«Dentro del problema que ustedes tocan para hacer las
preguntas, hay una cosa muy triste, muy dolorosa. Pienso que
la familia cristiana, la familia, el matrimonio, nunca fue
tan atacado como ahora. Atacado directamente o atacado de
hecho. Puede ser que me equivoque. Los historiadores de la
Iglesia sabrán decirnos, pero que la familia está golpeada,
que a la familia se la golpea, y a la familia se la
bastardea como bueno, si es una manera más de asociación,
pero se puede llamar familia a todo, no. </i><br>
<i>Además, cuánta familia herida, cuánto matrimonio deshecho,
cuánto relativismo en la concepción del sacramento del
matrimonio. En su momento ya sea desde el punto de vista
sociológico, que ve, desde el punto de vista de los valores
humanos, como desde el punto de vista del sacramento
católico, del sacramento cristiano, de una crisis de la
familia. Crisis porque le pegan de todos lados y queda muy
herida.</i><br>
<i>Entonces claro, no queda otra que hacer algo. Entonces tu
pregunta, ¿qué podemos hacer?: Sí podemos hacer buenos
discursos, declaraciones de principios, a veces hay que
hacerlo, ¿no cierto?. Las ideas claras. Miren esto que
ustedes están proponiendo no es matrimonio. Es una
asociación. Pero no es matrimonio. O sea a veces hay que
decir cosas muy claras. Y eso hay que decirlo. Pero la
pastoral de ayuda solamente en este caso tiene que ser
cuerpo a cuerpo. O sea acompañar. Y esto significa perder el
tiempo. El gran maestro de perder el tiempo es Jesús, ¿no?
Ha perdido el tiempo acompañando, para hacer madurar las
conciencias, para curar heridas, para enseñar. </i><br>
<i>Acompañar ese hacer camino juntos.</i><br>
<i>Evidentemente que se ha devaluado el sacramento del
matrimonio y del sacramento inconscientemente se fue pasando
al rito. La reducción del sacramento al rito. Entonces se da
que el sacramento bueno es un hecho social, sí con,
religioso, no cierto, bautizados, pero lo fuerte es lo
social. Cuántas veces yo he encontrado aquí, en la vida
pastoral, ¿no? Gente que no, no, y ¿por qué no te casás?
Están conviviendo ¿por qué no te casás? No, es que… hacer la
fiesta, esto, no tenemos dinero. Entonces lo social cubre lo
principal que es la unión con Dios no.</i><br>
<i>En Buenos Aires me acuerdo que unos curas me dieron la idea
de hacer el matrimonio a cualquier hora. Porque normalmente
se hace un jueves, un viernes, el matrimonio civil, y el
sábado el matrimonio sacramental. Y claro no podían hacer
frente a los dos actos porque siempre hay algún festejo en
el primero. Entonces estos curas muy pastores para ayudar a
esto: “a la hora que quieran”. Terminaba la ceremonia civil,
pasaban por la parroquia, matrimonio eclesiástico, o sea es
un ejemplo de facilitar, facilitar la preparación. No se
puede preparar novios al matrimonio con dos encuentros, con
dos conferencias. Eso es un pecado de omisión de nosotros,
los pastores y los laicos que realmente están interesados en
salvar a la familia. </i><br>
<i>La preparación al matrimonio tiene que venir de muy lejos.
Acompañar novios. Acompañar, pero siempre cuerpo a cuerpo y
preparar. Saber qué es lo que van a hacer. Muchos no saben
lo que hacen y se casan sin saber qué significa. Las
condiciones. Qué prometen. Sí, sí, todo está bien pero no
han tomado conciencia de que es para siempre. Y esto, ponéle
encima esta cultura de lo provisorio que estamos viviendo,
no sólo en la familia, sino también ente los curas, no. </i><br>
<i>Me decía un obispo que se le presentó un muchacho
excelente, y que quería ser cura pero no más por diez años y
después volver… Es la cultura del provisorio. Es a tiempo.
El “para siempre” es como que se olvida. Hay que recuperar
muchas cosas en la familia herida de hoy día. Muchas cosas.
Pero no escandalizarse de nada de lo que sucede en la
familia. Los dramas familiares, destrucciones de familias,
los chicos, no. </i><br>
<i>En el Sínodo un obispo se hizo esta pregunta: ¿somos
conscientes nosotros los pastores de lo que sufre un chico
cuando los papás se separan? Son las primeras víctimas.
Entonces cómo acompañar a los chicos. Cómo ayudar a los
padres que se separan a que no usen de rehenes a los chicos.</i><br>
<i>Cuántas psicologías pseudopatológicas de gente que destruye
con la lengua a los demás vienen de haber sido educados del
papá hablando mal de la mamá y de la mamá hablando mal del
papá. Son cosas que hay que acercarse a cada familia,
acompañar, o sea que tengan conciencia de lo que hacen y hay
situaciones variadas hoy día. ¿No?</i><br>
<i>No se casan, se quedan en su casa. Tienen su novio o su
novia pero no se casan. Una mamá me decía ¿Padre qué puedo
hacer para que mi hijo que tiene 32 años se case? Bueno
primero que tenga novia, señora. Sí, sí, tiene novia pero no
se casa. Y bueno señora si tiene novia y no se casa, no le
planche más las camisas, a ver si así se anima ¿no?</i><br>
<i>Es decir, cuántos hay que no se casan. Conviven totalmente
o como yo he visto en mi misma familia, convivencias
partime. De lunes a jueves con mi novia y de viernes a
domingo con mi familia. O sea, son nuevas formas totalmente
destructivas, limitadoras de la grandeza del amor del
matrimonio. ¿No?</i><br>
<i>Bueno y como eso vemos tanto, convivencias, separaciones,
divorcios, por eso la clave que puede ayudar es “cuerpo a
cuerpo” acompañando, no haciendo proselitismo, porque eso no
resulta. Acompañarlos. Paciencia, paciencia. Y una palabra
hoy, una actitud mañana, no sé. Les sugiero eso.</i><br>
<b>María Madre y Educadora </b><b><u><a
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“María es Madre porque engendra a Jesús y nos ayuda con la
fuerza del Espíritu Santo a que Jesús nazca y crezca en
nosotros. Es la que continuamente nos está dando vida. Es
Madre de la Iglesia. Es Maternidad”.<br>
Recordando las palabras del Santo Padre en la Exhortación
Apostólica Evangelii Gaudium cuando afirma que “María es la
que sabe transformar una cueva de animales en la casa de
Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura”, y
recordando también que si bien los años de la niñez y juventud
del P. José Kentenich, estuvieron marcados por la ausencia de
su padre y las dificultades económicas de su madre, el
fundador del movimiento Mariano experimentó a la Santísima
Virgen no sólo como Madre, sino también como Educadora, los
representantes del movimiento, aludiendo al gran amor de Papa
Francisco a la Virgen María, le pidieron que les hablara de su
visión sobre la misión de María en la Nueva Evangelización y
en la renovación de la Iglesia. “Madre” – dijo Francisco.
María es “Madre no sólo que nos da la vida sino que nos educa
en la fe. Es distinto buscar crecer en la fe sin la ayuda de
María. Es otra cosa. Es como crecer en la fe sí, pero en la
Iglesia orfanato. Una Iglesia sin María es un orfanato” porque
“María es la que ayuda a bajar a Jesús. Lo trae del cielo a
convivir con nosotros”. <br>
<b>Respuesta del Papa: </b><br>
<i>“Bueno, la verdad que María es la que sabe transformar una
cueva de animales en casa de Jesús con unos pocos trapos y
una montaña de ternura. Y es capaz también de hacer saltar
un chico en el seno de su madre como escuchamos en el
Evangelio. Ella es capaz de darnos la alegría de Jesús.
María es fundamentalmente Madre. Bueno sí, Madre es poca
cosa, no, María es Reina, es Señora. No. Pará: María es
Madre. ¿Por qué? Porque te trajo a Jesús. </i><br>
<br>
<i>Voy a contar una anécdota muy dolorosa para mí. Habrá sido
por los años 80. En Bélgica, había ido por una reunión y,
católicos buenos. Trabajadores. Y me invitó a cenar un
matrimonio. Varios hijos. Católicos. Pero que, eran
profesores de teología, y estudiaban mucho, ¿no? Y de tanto
estudiar, no sé, tenían un poquito de fiebre en la cabeza. Y
entonces, en un momento de la conversación hablaban de
Jesús. Muy bien. Verdaderamente una teología, una
cristología muy bien hecha. Y al terminar me dicen y bueno
nosotros ya conociendo a Jesús así no necesitamos a María.
Por eso no tenemos devoción mariana. Yo me quedé helado. Es
decir, me quedé triste, mal. Es decir, cómo el demonio bajo
una forma de “mejor”, quita lo mejor, ¿no? Pablo dice que
nos tienda bajo ángel de luz, ¿no? Y es una Madre, una María
sin maternidad. María es Madre. Primero. No se puede
concebir ningún otro título de María que no sea “la Madre”.
<br>
</i><br>
<i>Ella es Madre porque engendra a Jesús y nos ayuda con la
fuerza del Espíritu Santo a que Jesús nazca y crezca en
nosotros. Es la que continuamente nos está dando vida. Es
Madre de la Iglesia. Es maternidad.</i><br>
<br>
<i>No tenemos derecho, y si lo hacemos estamos equivocados, a
tener psicología de huérfanos. O sea, el cristiano no tiene
derecho “a ser huérfano”. Tiene Madre. Tenemos Madre.</i><br>
<br>
<i>Un anciano predicador con mucha “chispa”, hablando con
estos de psicología de huérfanos terminó su sermón diciendo:
“¡Bueno y el que no quiera a María como Madre la va a tener
como suegra!”.</i><br>
<br>
<i>Madre. Es Madre no sólo que nos da la vida sino que nos
educa en la fe. Es distinto buscar crecer en la fe sin la
ayuda de María. Es otra cosa. Es como crecer en la fe sí,
pero en la Iglesia orfanato. Una Iglesia sin María es un
orfanato. ¡Eh! Entonces Ella educa nos hace crecer, nos
acompaña, toca las conciencias. Cómo sabe tocar las
conciencias, para el arrepentimiento.</i><br>
<br>
<i>A mí me gusta, todavía ahora lo hago, cuando tengo un rato
de tiempo, leer las historias que San Alfonso María de
Ligorio, son cosas de otro tiempo, el modo de redactar, pero
son verdad. Cuenta después de cada capítulo, una historia
edificante de cómo María… </i><br>
<br>
<i>En el sur de Italia, no sé si en Calabria o en Sicilia,
está la devoción a la Virgen de los mandarinos. En una zona
donde hay mucha mandarina ¿no? Y son devotos de la Virgen de
los mandarinos los granujas, ¿no? , los ladrones, estos son
devotos. Y cuentan que la Virgen de los mandarinos los
quiere, y le rezan porque cuando lleguen al cielo, Ella está
mirando la cola de la gente que llega ¿no? y cuando los ve a
algunos de ellos “les hace así” con la mano y les dice que
no pasen, que se escondan. Y a la noche cuando está todo
oscuro y no está San Pedro les abre la puerta. </i><br>
<br>
<i>O sea es una manera muy folclórica y muy popular de una
verdad muy grande, ¿no? De una teología muy grande. Una
Madre cuida a su hijo hasta el fin y trata de salvarle la
vida hasta el fin.</i><br>
<br>
<i>De ahí la tesis de San Alfonso María de Ligorio que un
devoto de María no se condena, ¿no? Pero esa es la última,
¿no?</i><br>
<br>
<i>O sea, durante toda la vida sabe tocar las conciencias.
Sabe tocar las conciencias. Te acompaña en eso. Nos ayuda.
María es la que ayuda a bajar a Jesús. En el abajamiento de
Jesús. Lo trae del cielo a convivir con nosotros. Y es la
que mira, cuida, avisa. Está. </i><br>
<br>
<i>Y, hay una cosa que a mí me llega mucho. La primera
antífona mariana de Occidente es copiada de una de Oriente
que dice “Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios”.
Es la primera, la más antigua de Occidente. Pero eso viene
de una tradición vieja, que los místicos rusos, los monjes
rusos explicitan así: en el momento, en los momentos de
turbulencia espiritual, no queda otra que acogerse bajo el
manto de la Santa Madre de Dios. Es la que protege, la que
defiende.</i><br>
<br>
<i>Acordémonos del Apocalipsis, la que sale con el chico en
brazos corriendo para que el dragón no devore al chico. Por
más que conozcamos a Jesús, nadie puede decir que es tan
maduro como para prescindir de María. Nadie puede prescindir
de su madre. </i><br>
<br>
<i>Nosotros los argentinos…, nosotros los argentinos cuando
encontramos una persona que tiene huellas de maldad o de mal
comportamiento, y un poco por carencia, porque no la quiere,
o porque la abandonó, el cariño de su madre, tenemos una
palabra fuerte que no es mala palabra, es un adjetivo
fuerte, y le decimos esta persona es un “huacho”. </i><br>
<br>
<i>El cristiano no puede “ahuacharse” porque tiene a María
como Madre”.</i><br>
<br>
<b>Testimonio, Misión, Oración </b><br>
(RV).- Los jóvenes en Schoenstatt identificados por el
espíritu misionero que los moviliza a vivir y dar testimonio
de la fe, movidos por la inquietud que les surge porque, con
frecuencia – dijeron - se encuentran con jóvenes que “aún si
se los ve felices, incluso viviendo solidariamente ayudando a
los demás”, “no viven contentos”, “no tienen la experiencia
del encuentro con Cristo y no sienten la necesidad de la fe”,
le pidieron al Santo Padre que los aconsejara para invitar a
los amigos a compartir una vida más plena con Cristo. Tres
palabras les dejó el Papa: Testimonio, Misión, Oración.
Citando al Papa Emérito Benedicto XVI, el Santo Padre señaló
que la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción:
es la atracción la que da el testimonio. Y ese testimonio,
agregó, tiene que tener la capacidad de movernos, de hacernos
salir, de ir en misión, porque “una Iglesia o un movimiento,
una comunidad cerrada, se enferma”. Pero para todo esto, puso
en guardia Francisco, es necesaria ante todo la oración:
“Nadie puede decir ‘Jesucristo es el Señor’ si el Espíritu
Santo no lo inspira. Y para ello es necesaria la oración”. <br>
Por último el Pontífice alertó a los jóvenes sobre la
tentación del cansancio, porque detrás de ésta, dijo, “se
esconde el egoísmo, y, en última instancia, el espíritu
mundano”. “Abran la boca a tiempo”, exhortó. “Pidan consejo a
tiempo”. <br>
(GM – RV)<br>
<b>Respuesta del Papa: </b><b><u><a moz-do-not-send="true"
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alt="MP3" border="0"></a> </u></b><b> <br>
</b><br>
<i>“Parto de una frase de Papa Benedicto XVI. La Iglesia no
crece por proselitismo sino por atracción… La atracción la
da el testimonio. Consejo primero: testimonio. O sea, vivir
de tal manera que otros tengan ganas de vivir. Como
nosotros. Testimonio. No hay otro. No hay otro.</i><br>
<i>Vivir de tal manera que otros se interesen en preguntar
¿por qué? El testimonio. El camino del testimonio. Que de
eso no hay nada que lo supla. Testimonio en todo. Nosotros
no somos salvadores de nadie. Somos transmisores de alguien
que nos salvó a todos. Y eso solamente lo podemos transmitir
si asumimos en nuestra vida en nuestra carne, en nuestra
historia, la vida de ese alguien que se llama Jesús. O sea
testimonio. Testimonio.</i><br>
<i>Y esto no sólo en las obras de caridad. Por supuesto hay
que hacerlas porque el protocolo con el cual nos van a
juzgar a todos está en Mateo 25 ¿no cierto? Bueno entonces
sí, testimonio en las obras de caridad, etc. ¿No? En el
trabajo de promoción, de educación, de hacer cosas por los
demás. </i><br>
<i>No sólo eso no. Sino testimonio de vida. ¿Cómo vivo yo?
¿Tengo doble vida? Es decir ¿me proclamo cristiano y vivo
como pagano? La mundanidad espiritual, el espíritu del mundo
que Jesús condena tanto. Basta leer el Evangelio de Juan,
como es repetitivo en eso.</i><br>
<i>¿Yo lo comparto más o menos con mi fe cristiana? ¿Mitad y
mitad? El testimonio te tiene que agarrar todo. ¿No? Es una
opción de vida. O sea, perdón, yo testimonio porque esa es
la consecuencia de una opción de vida. Así es que eso es el
primer paso. Sin testimonio no podés ayudar a ningún joven
ni a ningún viejo. ¡A nadie! Y, evidentemente que todos
flaqueamos, que todos somos débiles, que todos tenemos
problemas y no siempre damos un buen testimonio. Pero la
capacidad de humillarnos dentro, la capacidad de pedir
perdón cuando nuestro testimonio no es el que debe ser. </i><br>
<i>Y un testimonio que también tenga dentro la capacidad de
movernos, de hacernos salir, de ir en misión, que no es ir a
hacer proselitismo. Es ir a ayudar, a compartir, y que vean
cómo lo hacemos y qué hacemos.</i><br>
<i>Yo me repito mucho en esto. Una Iglesia que no sale es una
Iglesia “de exquisitos”. Un movimiento eclesial que no sale
en misión, es un movimiento “de exquisitos”. Y a lo más, en
vez de ir a buscar ovejas para traer, o ayudar o dar
testimonio, se dedican al grupito, a peinar ovejas. ¿No? Son
peluqueros espirituales. ¿No? Eso no va.</i><br>
<i>O sea salir, salir de nosotros mismos. Una Iglesia o un
movimiento, una comunidad cerrada se enferma. Tiene todas
las enfermedades de la cerrazón. Un movimiento, una Iglesia,
una comunidad que sale se equivoca, se equivoca. Pero es tan
lindo pedir perdón cuando uno se equivoca. Así que no tengan
miedo. Salir en misión. Salir en camino. Somos caminantes.
Pero cuidado, santa Teresa lo avisaba, por ahí en el camino,
nos gusta un lindo lugar y nos quedamos ahí, ¿no? Nos
olvidamos que tenemos que seguir para allá. No quedarnos.
Descansar sí, pero después seguir caminando y caminantes, no
errantes. Porque se sale para dar algo. Se dale en misión.
Pero no se sale para dar vueltas sobre uno mismo, ¿no?,
dentro de un laberinto que ni nosotros mismos podemos
comprender. Caminantes y no errantes.</i><br>
<i>Y ahí sí, con la misión, la oración. Nadie puede decir
“Jesucristo es el Señor” si el Espíritu Santo no te lo
inspira. Y para eso tenés que rezar. Tenés que reconocer que
tenés al Espíritu Santo adentro que y que es el mismo
Espíritu Santo el que te da fuerza para ir adelante, ¿no?</i><br>
<i>Oración. No dejar la oración. Y la oración a la Virgen que
es una de las cosas que en la confesión yo suelo preguntar.
Bueno ¿cómo va tu relación con la Virgen? Rosario. Pero la
oración. Volvemos a lo que dije antes de la Madre. Para que
la Madre me acompañe, me busque, me diga dónde falta el
vino, etc., esas cosas que hace ella. Oración, misión,
salir.</i><br>
<i>Y una cosa que ustedes los jóvenes van a tener: la
tentación del cansancio. O porque no ves los resultados, o
porque bueno el espectáculo se acabó y ya está muy aburrido,
y voy a buscar otra cosa. En eso, en el primer síntoma de
cansancio que encuentren, cansancio del camino, pero de
cualquier forma, abran la boca a tiempo. Pidan consejo a
tiempo. Me está pasando esto. Salí “en cuarta” y ahora
“estoy marcha atrás”. Pero la tentación del cansancio es muy
sutil. Porque detrás de la tentación del cansancio de salir
a la misión, se esconde el egoísmo. Y se esconde, en última
instancia, el espíritu mundano, ¿no?, volver a la comodidad,
al estar bien, a pasarla bien o como quieran. </i><br>
<i>Así es que yo te diría: testimonio, para que la luz brille,
que no esté escondida debajo de la cama, ¿no?, que brille la
luz, y vean las obras buenas que hace el Padre a través de
nosotros, obviamente, ¿no? Testimonio. Para que pregunten
por qué vivís así, coherencia de vida caminar, caminantes no
errantes y cuidarse de la tentación del cansancio. No se me
ocurre otra cosa, no cierto. ¿Qué consejo nos da para
invitar a nuestros amigos a compartir una vida más plena en
Cristo?</i><br>
<i>Creo que con eso basta, ¿no?”</i><br>
<b>La mano en el pulso del tiempo, y el oído en el corazón de
Dios </b><br>
(RV).-El movimiento de Schoenstatt nace en el contexto de la
primera guerra mundial. Desde ese momento el padre fundador
invita a tener “la mano en el pulso del tiempo, y el oído en
el corazón de Dios”, escuchando en los momentos luminosos y
también en los más oscuros, esa voz de Dios que llama a
colaborar en la realización de su proyecto de amor. Los
representantes del movimiento de Schoenstatt, indicando que en
el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, nos
vuelve a sorprender la amenaza del odio y la división, piden
al Santo Padre compartir con ellos un secreto: sería el de
cómo mantener la alegría y la esperanza a pesar de las
dificultades y las guerras de nuestro tiempo, y cómo
perseverar en el servicio al enfermo, al pobre, y al
desamparado. <br>
La oración y el abandono en los brazos del Padre son los
primeros ‘secretos’ que Papa Francisco confía. La confianza en
que el Señor no nos abandona, y también, el coraje: coraje
para ir hacia adelante y aguante para soportar el peso del
trabajo. Y a este punto Francisco hace un anotación: este
‘coraje’ y este ‘aguante’ que se da en la vida apostólica debe
darse también en la oración. Rezar con coraje porque como dijo
Jesús, “todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo
concederá” (Jn. 15, 16). Y luego, señaló el Obispo de Roma, el
‘aguante’, cuando “el Señor hace pasar la prueba del rechazo”.<br>
En todo esto ayuda, “no mirar las cosas desde el centro”
porque el único centro “es Jesucristo”. Ayuda la mirada amplia
y clara que se da sólo cuando no se miran las cosas desde el
centro, sino desde las periferias.<br>
<b>Repuesta del Papa: </b><b><u><a moz-do-not-send="true"
href="http://media01.radiovaticana.va/audio/ra/00450379.RM"><img
src="cid:part1.03030101.08020508@schoenstatt.org"
alt="RealAudio" border="0"></a><a
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href="http://media01.radiovaticana.va/audiomp3/00450379.MP3"><img
src="cid:part3.01020902.03020008@schoenstatt.org"
alt="MP3" border="0"></a> </u></b><b> <br>
</b><br>
<i>“ Bueno no tengo la más pálida idea pero no importa… Un
poco por personalidad, yo diría que soy medio inconsciente,
¿no? Entonces la inconsciencia lleva a veces a ser
temerario, pero no sé explicar eso que usted me pregunta. </i><br>
<i>Eh, no sé sinceramente, ¿no? Eh, rezo y me abandono. Pero
me cuesta hacer planes. No sé. Esas dos cosas me atrevo a
decir, ¿no? Que el Señor me dio la gracia de tener una gran
confianza. De abandonarme a su bondad. Incluso en los
momentos de mucho pecado, ¿no? Y como Él no me abandonó,
entonces es como que eso me hace más confianzudo, ¿no? Y
entonces ir adelante con Él. Tengo mucha confianza. Yo sé
que Él no me va a abandonar. Y rezo, ¿no? Eso sí, pido.
Porque también soy consciente que de tantas cosas malas y de
tantas “macanas” que hice, eh, cuando no me abandoné y quise
yo controlar el timón, ¿no? Quise entrar en ese camino tan
“embromado” que es el auto salvarse, ¿no?, es decir, no yo
me salvo cumpliendo, con el cumplimiento, “cumplo y miento”,
cumplimiento, ¿no? El cumplimiento, ¿no?, que era la
salvación de los Doctores de la Ley, de los saduceos, de esa
gente que le hacía la vida imposible a Jesús, ¿no? Pero no
sé. Sinceramente, en serio, no sabría explicarlo. Me
abandono rezo. Pero nunca me falla eh. Él no falla. Él no
falla. Y he visto que Él es capaz, a través, no digo a
través mío, sino a través de la gente de hacer milagros. Yo
he visto milagros que el Señor hace a través de la gente que
va por este camino de abandonarse en sus manos, ¿no? </i><br>
<i>Una cosa que también diría, cuando dije que soy un poco
inconsciente, ¿no? La audacia. ¿No? La audacia es una
gracia. El coraje. San Pablo decía dos grandes actitudes que
tiene que tener el cristiano para predicar a Jesucristo: el
coraje y el aguante, ¿no? O sea el coraje de ir adelante y
el aguante de soportar el peso del trabajo. Ahora es
curioso. Esto que se da en la vida apostólica debe, debe
¡eh!, darse en la oración también. O sea una oración sin
coraje es una oración “chirle”, que no sirve. </i><br>
<i>Acordémonos de Abrahán cuando, como buen judío, le regatea
a Dios. Que si son 45, que si son 40, que si son 30, que si
son 20. O sea es “caradura”. Él tiene coraje en la oración.</i><br>
<i>Acordémonos de Moisés cuando Dios le dice “mirá a este
pueblo yo no lo aguanto más, lo voy a destruir, pero quedáte
tranquilo que a vos te voy a hacer líder de otro pueblo
mejor”. </i><br>
<i>“No, no, si borrás a este pueblo, me borrás a mí también”.
¡Coraje eh! En la oración con coraje. Rezar con coraje.
“Todo lo que ustedes pidan en mi nombre, si lo piden con fe,
y creen que lo tienen, ya lo tienen”. ¿Quién reza así?
¡Somos flojos! El coraje, ¿no? Y después el aguante.
Aguantar las contradicciones, no cierto. Aguantar los
fracasos en la vida. Los dolores, las enfermedades, no sé,
las situaciones duras de la vida, ¿no?<br>
</i><i>A mí me impresionó que el Padre Superior General de
ustedes, o Director General haya hecho referencia a la
incomprensión que tuvo que padecer el Padre Kentenich y al
rechazo, ¿no? Ese es signo de que un cristiano va adelante.
Cuando el Señor le hace pasar la prueba del rechazo. Porque
es el signo de los Profetas, los falsos profetas nunca
fueron rechazados, porque les decían a los reyes o a la
gente lo que querían escuchar. Así que todo “ah qué lindo”,
¿no? Y nada más. No. El rechazo, ¿no?</i><br>
<i>Ahí está el aguante. Aguantar en la vida hasta ser dejado
de lado, rechazado, sin vengarse con la lengua, la calumnia,
la difamación. Y después una cosa que es inevitable, no ver,
un poco para… o sea vos me preguntabas cuál era mi secreto,
no sé, pero a mí me ayuda no mirar las cosas desde el
centro, ¿no?</i><br>
<i>Hay un solo centro. Es Jesucristo. Sino mirar las cosas
desde las periferias, ¿no? Porque se ven más, más claras,
¿no?</i><br>
<i>Cuando uno se va encerrando en el pequeño mundito, el
mundito del movimiento, de la parroquia, del arzobispado, o
acá, el mundito de la Curia, entonces no se capta la verdad.
Sí se la capta quizás en teoría, pero no se capta la
realidad de la verdad en Jesús, ¿no? Entonces la verdad se
capta mejor desde la periferia que desde el centro, ¿no? Eso
a mí me ayuda. </i><br>
<i>No sé si es mi secreto o no, pero ciertamente… Me acuerdo
cómo cambió la concepción, la cosmovisión del mundo, desde
Magallanes en adelante, o sea una cosa era ver el mundo
desde Madrid, o Lisboa, y otra cosa era verlo desde allá,
desde el Estrecho de Magallanes. Ahí empezaron a entender
otra cosa, ¿no?</i><br>
<i>Esas revoluciones que hacen entender la realidad de otro
lado. Lo mismo pasa con nosotros, si nos quedamos encerrados
en nuestro mundito, que nos defiende y todo, bueno, no
terminamos de entender, ¿no? Y no terminamos de saber cuál
es la verdadera situación de una verdad. </i><br>
<i>Me decía en estos días, que hubo un gran encuentro acá de
penalistas, mundial, ¿no? Uno de ellos, hablando de
experiencias, en privado estábamos hablando en ese momento,
me decía “y a veces me sucede Padre, cuando voy a la cárcel,
“de llorar” junto con un preso.</i><br>
<i>Entonces ahí tenés un ejemplo. O sea, él ve la realidad,
¿no?, del derecho, de lo que tiene que juzgar, como juez
penalista, sino desde la llaga que está allá y esta verdad
la ve allá, la ve mejor y para mí es una de las cosa más
lindas de estos días, que un juez te diga que tuvo la
gracia, tiene la gracia a veces de llorar con un preso, ¿no?
O sea ir a la periferia, ¿no cierto? </i><br>
<i>Entonces yo te diría: Una sana inconciencia, o sea que Dios
hace las cosas, rezar y abandonarse. Coraje y aguante y
salir a la periferia. No sé si ese es mi secreto. Pero es lo
que se me ocurre decirte de lo que a mí me pasa”.</i><br>
(GM RV)<br>
<b>IGLESIA: DILEXIT ECCLESIAM - Epitafio sobre la tumba del P.
José Kentenich - </b><br>
«Renovación de la Iglesia. Uno piensa en la gran revolución,
¿no? Alguno por ahí dice “el Papa revolucionario”, todas esas
historias, ¿no? Pero es la frase quizá de las más antiguas de
la Eclesiología», así empieza la quinta respuesta del Santo
Padre, en la que alentó a la cultura del encuentro, que es
cultura de la alianza. <u><a moz-do-not-send="true"
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alt="RealAudio" border="0"></a><a moz-do-not-send="true"
href="http://media01.radiovaticana.va/audiomp3/00450383.MP3"><img
src="cid:part3.01020902.03020008@schoenstatt.org"
alt="MP3" border="0"></a> </u> <br>
GRACIELA: Santo Padre, hemos peregrinado como Familia de
Schoenstatt desde nuestros Santuarios. Representamos a quienes
están espiritualmente presentes desde nuestros países, y
tienen el corazón y la mente puestos en el encuentro con
Usted. Asimismo, nos alegramos de estar acompañados por
representantes de otros carismas. También ellos nos han
inspirado. La diversidad y la riqueza de la Iglesia, frutos
del Espíritu de Dios, se hacen visibles en este lugar.<br>
BELTRAN: En la Iglesia nos encontramos con Jesús, que nos
invita a la comunión para construir juntos el Reino de Dios.
El mundo necesita signos de unidad, de generosidad y de
voluntades puestas al servicio del prójimo.<br>
GRACIELA: Hoy nuestra Familia de Schoenstatt quiere escucharlo
a Usted. ¿Cómo podemos ayudarlo más en la renovación de la
Iglesia, y dónde nos sugiere poner los acentos de nuestra
acción evangelizadora en esta nueva etapa de nuestra Familia?<br>
<b>Repuesta del Papa:</b><br>
<i>Renovación de la Iglesia. Uno piensa en la gran revolución,
¿no? Alguno por ahí dice “el Papa revolucionario”, todas
esas historias, ¿no? Pero es la frase quizá de las más
antiguas de la Eclesiología. Los latinos, los Padres
latinos, decían Ecclesia Semper renovanda. La Iglesia tiene
que renovarse continuamente. Esto es desde los primeros
siglos de la Iglesia. Y luchaban por eso, para…, los santos
hicieron lo mismo, o sea los que llevan adelante la Iglesia
son los santos. Que son aquellos que fueron capaces de
renovar su santidad, y renovar a través de su santidad,
renovar a la Iglesia, ¿no? Ellos son los que llevan adelante
la Iglesia. </i><br>
<i>O sea que como primero, como el primer favor que les pido,
como ayuda, es la santidad. Santidad. No tener miedo a la
vida de santidad. Eso es renovar la Iglesia. Renovar la
Iglesia no es principalmente hacer un cambio aquí, un cambio
allá. Hay que hacerlo porque la vida siempre cambia, y hay
que adaptarse. Pero esa no es la renovación, ¿no?</i><br>
<br>
<i>Acá mismo, es público, por eso me atrevo a decirlo, hay que
renovar la Curia, se está renovando la Curia, el Banco del
Vaticano, hay que renovarlo. Todas son renovaciones de
afuera. Esas que dicen los diarios. Es curioso. Ninguno
habla de la renovación del corazón. No entienden nada de lo
que es renovar la Iglesia. Esa la santidad. Renovar el
corazón de cada uno. </i><br>
<br>
<i>Otra cosa que me ayuda, que fue tu pregunta, la libertad de
espíritu. En la medida en que uno reza más y deja que el
Espíritu Santo actúe va adquiriendo esa santa libertad de
espíritu, que lo lleva a hacer cosas que dan un fruto
enorme, ¿no? Libertad de espíritu. Que no es lo mismo que
relajo, no, no. No es vaga, pero da lo mismo. No, no.
Libertad de espíritu supone fidelidad, , ¿no? y supone
oración, ¿no? </i><br>
<br>
<i>Cuando uno no ora no tiene esa libertad. O sea el que reza
tiene libertad de espíritu. Es capaz de hacer “barbaridades”
en el buen sentido de la palabra. ¿Y cómo se te ocurrió
hacer eso? ¡Qué bien que te salió! Y yo que sé, recé y se me
ocurrió. Libertad de espíritu, ¿no?</i><br>
<br>
<i>No encapsularse en, solamente - digo encapsularse, hay que
entenderlo bien - en directivas, o cosas que nos aprisionan,
¿no? Volvemos otra vez a la caricatura de los Doctores de la
Ley, ¿no?, que por ser tan exactos, tan exactos, en el
cumplimiento de los diez mandamientos habían inventado otros
600. No eso no ayuda. No eso te lleva a encerrarte a
encapsularte, ¿no cierto? </i><br>
<br>
<i>Cuando el apóstol planifica, y acá todo algo que quizá a
algunos de ustedes no les guste, pero yo lo digo, ¿no
cierto? Cuando el apóstol cree que haciendo una buena
planificación las cosas van adelante, se equivoca. Es un
funcionalista. Eso lo tiene que hacer un empresario, y todo.
</i><br>
<br>
<i>Nosotros tenemos que usar esas cosas, sí. Pero no son la
prioridad, sino al servicio de otro, de la libertad de
espíritu, de la oración, de la vocación, del celo
apostólico, del salir, ¿no? O sea, el funcionalismo, “ojo”,
¿no? </i><br>
<br>
<i>A veces yo veo en algunas Conferencias Episcopales o en
algunos obispados que tienen encargados para cualquier cosa,
¿no? Para todo, ¿no? No se escapa nada, ¿no? Y todo
funcional, todo bien arreglado. Pero faltan a veces cosas o
hacen la mitad de lo que podrían hacer con menos
funcionalismo y más celo apostólico, más libertad interior,
más oración, o sea esa libertad interior, ¿no?, ese coraje
de salir adelante, ¿no? Eso.</i><br>
<br>
<i>Esto del funcionalismo, para que no haya dudas, lo expliqué
bien en Evangelii Gaudium. Pueden fijarse ahí lo que quise
decir. </i><br>
<br>
<i>¿Cuándo un camino, una ayuda, no cierto, es verdadero?
Cuando se descentra. El centro es uno solo: Jesucristo.
Cuando yo pongo en el centro mis métodos pastorales, mi
camino pastoral, mi modo de actuar y todo, descentro a
Jesucristo. Toda espiritualidad, todo carisma, en la Iglesia
desde el más variado a los más ricos, tiene que ser
descentrado. En el centro está el Señor.</i><br>
<br>
<i>Por eso fíjense, cuando Pablo en la Primera Carta a los
Corintios habla de los carismas, esas cosas tan lindas, del
cuerpo de la Iglesia, cada cual con su carisma, ¿cómo
termina? Pero les voy a explicar algo mejor. Y termina
hablando del amor. Es decir, de aquello que viene bien de
Dios, ¿no? Lo más propio de Dios y que nos enseña a imitarlo
a él. Por eso no se olviden esto. Y háganse mucho la
pregunta. ¿Yo soy un descentrado, en este sentido, o estoy
en el centro, como persona o como movimiento, como carisma?
O sea lo que en castellano, perdón que hablo mi lengua
porteña, en mi castellano porteño llamamos “figuretti”,
¿no?, es decir, el centro, el centro, es sólo Jesús. Siempre
el apóstol es un descentrado. Porque el servidor está al
servicio del centro, ¿no? El carisma descentrado no dice
nosotros. Nosotros, o yo. Dice Jesús. Y Yo. Jesús y yo.
Jesús me pide. Tengo que hacer esto por Jesús. O sea siempre
en el centro. Está orbitando en la persona de Jesús, ¿no? No
se olviden. Un movimiento, un carisma, necesariamente tiene
que ser descentrado. Después una cosa que hoy día se nos
pide y se hizo referencia cuando hablamos de las guerras.
Somos. Hoy día estamos sufriendo desencuentros cada vez más
grandes, ¿no? Y con la clave del desencuentro podemos releer
todas las preguntas que hicieron ustedes. </i><br>
<br>
<i>Desencuentros familiares, desencuentros testimoniales,
desencuentros en el anuncio de la Palabra, y del mensaje,
desencuentros de guerras, desencuentros de familias, o sea
el desencuentro, la división, es el arma que el demonio
tiene. Y entre paréntesis les digo que el demonio existe.
Por si alguno tiene dudas, ¿no? Existe y se las trae. Existe
y se las trae.</i><br>
<br>
<br>
<i>Y el camino es el desencuentro que lleva a la pelea, la
enemistad. Babel, ¿no? Así como la Iglesia es ese templo de
piedras vivas, que edifica el Espíritu Santo, el demonio
edifica ese otro templo de la soberbia, del orgullo, que
desencuentra, porque cada cual no se entiende, porque habla
cosas distintas, que es Babel, ¿no? </i><br>
<br>
<i>De ahí que tenemos que trabajar por una cultura del
encuentro. Una cultura que nos ayude a encontrarnos como
familia, como movimiento, como Iglesia, como parroquia.
Siempre buscar cómo encontrarse. </i><br>
<br>
<i>Yo les recomiendo, sería una cosa linda si la pudieran
hacer, en estos días, eh, sino se les va de la cabeza, se
olvidan: Que agarren en el libro del Génesis la historia de
José, ¿no? de José y sus hermanos. Como toda esa historia
dolorosa, de traición, de envidia, de desencuentro termina
en una historia de encuentro que da lugar a que el pueblo
por 400 años crezca y se fortalezca. Ese pueblo elegido por
Dios, ¿no? Cultura del encuentro. </i><br>
<br>
<i>Léanse la historia de José, que son varios capítulos del
Génesis. Les va a hacer bien para ver qué es lo que se
quiere decir con esto, ¿no? Cultura del encuentro es cultura
de la alianza. O sea Dios nos eligió, nos prometió, y en el
medio hizo una alianza con su pueblo. </i><br>
<br>
<i>A Abrahán le dice “caminá que yo te voy a decir lo que te
voy a dar”. Y poco a poco le va diciendo que la descendencia
que va a tener va a ser como las estrellas del cielo. La
promesa. Lo elige con una promesa. Llegado un momento le
dice: “bueno ahora alianza”. Y las diversas alianzas que va
haciendo con su pueblo son las que consolidan ese camino de
promesa y con el encuentro. </i><br>
<i>Cultura del encuentro es cultura de la alianza. Y eso crea
solidaridad. Solidaridad eclesial. Ustedes saben que es una
de las palabras que está en riesgo. Así como todos los años
o cada tres años la Real Academia española se reúne para ver
las nuevas palabras que se van creando porque somos una
lengua viva, sucede con todas las lenguas vivas, así también
algunas van desapareciendo, porque son lenguas muertas, es
decir, mueren. Y ya no se usan. Y siendo una lengua viva
tiene palabras muertas, ¿no? La que está a punto de morir, o
porque la quieren matar, la quieren borrar del diccionario,
es la palabra “solidaridad”, ¿no? Y alianza significa
solidaridad. Significa creación de destrucción de vínculos.
No destrucción de vínculos. Y hoy día estamos viviendo en
esta cultura, en esta cultura del provisorio, que es una
cultura de destrucción de vínculos.</i><br>
<br>
<i>Lo que hablamos de los problemas de la familia, por
ejemplo. Se destruyen los vínculos, en vez de crear
vínculos. ¿Por qué? Porque estamos viviendo la cultura del
provisorio, del desencuentro, de la incapacidad de hacer
alianza, ¿no?</i><br>
<br>
<i>Entonces cultura del encuentro, que eso hace una unidad que
no es mentirosa y es la unidad de la santidad,, ¿no?, que
lleva a la cultura del encuentro. </i><br>
<br>
<i>Y quizás quiero terminar con esto… En el pueblo elegido, en
la Biblia, renovar la alianza, hacer la renovación de la
alianza, se renovaba la alianza en tales fiestas, en tales
años, o después de haber ganado una batalla, después de
haber sido liberados y, venido Jesús, nos pide renovar la
alianza, ¿no cierto? Y Él mismo participa de esa renovación
en la Eucaristía.</i><br>
<br>
<i>O sea, cuando celebramos la Eucaristía celebramos la
renovación de la alianza. No sólo miméticamente, ¿no? Sino
de una manera muy honda, muy real, muy profunda. Es la misma
presencia de Dios que renueva la alianza con nosotros. Pero
también no lo solemos decir porque se nos va de la cabeza o
porque no está tan de moda, la renovación de la alianza en
el sacramento de la Reconciliación. </i><br>
<br>
<i>Eso no lo olviden nunca. No lo olviden nunca. Cuando no me
confieso porque no se me ocurre qué decirle al cura, algo
anda mal. Porque no tenemos luz interior para descubrir la
acción del mal espíritu que nos daña, ¿no? O sea esa
renovación de la alianza en la Eucaristía y en el sacramento
de la Penitencia, de la Reconciliación nos va llevando a la
santidad siempre con esta cultura del encuentro, con esta
solidaridad, con esta creación de vínculos.</i><br>
<br>
<i>Y esto es lo que les deseo a ustedes, ¿no cierto? Que en
este mundo de desencuentros, de difamaciones, calumnias,
destrucciones con la lengua, todo eso, lleven ustedes
adelante esta cultura del encuentro renovando la alianza. Y
claro nadie puede ser educado solo. Necesita que la Madre lo
eduque. Así que los encomiendo a todos ustedes a la Madre
para que los siga haciendo caminar adelante en esta
renovación de la alianza. Gracias.</i><br>
(Transcripción de María Fernanda Bernasconi)<br>
(CdM - RV)<br>
<br>
</span>
<p><span style="color: #282828; font: italic 11px Verdana,
Arial, Helvetica, sans-serif;"><br>
</span></p>
<br>
<br>
</div>
<br>
<br>
</div>
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</body>
</html>