[alianza-solidaria - schoenstatt.org] carta de Francisco para la beatificación del Cura Brochero... Esto es la iglesia que quiere nuestro Papa

maria fischer mkf at schoenstatt.org
Sat Sep 14 17:29:03 CEST 2013




El Papa Francisco envió este 14 de septiembre un mensaje dirigido a 
Mons. José María Arancedo, Arzobispo de Santa Fe y Presidente de la 
Conferencia Episcopal Argentina con motivo de la beatificación del Cura 
Brochero.

El Papa escribe: "Me hace bien imaginar hoy a Brochero párroco en su 
mula malacara, recorriendo los largos caminos áridos y desolados de los 
200 kilómetros cuadrados de su parroquia, buscando casa por casa a los 
bisabuelos y tatarabuelos de ustedes, para preguntarles si necesitaban 
algo y para invitarlos a hacer los ejercicios espirituales de san 
Ignacio de Loyola. Conoció todos los rincones de su parroquia. /No se 
quedó en la sacristía a peinar ovejas.
/
Y añade: "El Cura Brochero tiene la actualidad del Evangelio, es un 
pionero en salir a las periferias geográficas y existenciales para 
llevar a todos el amor, la misericordia de Dios. No se quedó en el 
despacho parroquial, se desgastó sobre la mula y acabó enfermando de 
lepra, a fuerza de salir a buscar a la gente, como un sacerdote 
callejero de la fe. *Esto es lo que Jesús quiere hoy, discípulos 
misioneros, */*¡callejeros de la fe!".*
/
*Texto completo de la carta del Papa Francisco
*
Que finalmente el Cura Brochero esté entre los beatos es una alegría y 
una bendición muy grande para los argentinos y devotos de este pastor 
con olor a oveja, que se hizo pobre entre los pobres, que luchó siempre 
por estar bien cerca de Dios y de la gente, que hizo y continúa haciendo 
tanto bien como caricia de Dios a nuestro pueblo sufrido.

Me hace bien imaginar hoy a Brochero párroco en su mula malacara, 
recorriendo los largos caminos áridos y desolados de los 200 kilómetros 
cuadrados de su parroquia, buscando casa por casa a los bisabuelos y 
tatarabuelos de ustedes, para preguntarles si necesitaban algo y para 
invitarlos a hacer los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola. 
Conoció todos los rincones de su parroquia.*No se quedó en la sacristía 
a peinar ovejas.*

El Cura Brochero era una visita del mismo Jesús a cada familia. Él 
llevaba la imagen de la Virgen, el libro de oraciones con la Palabra de 
Dios, las cosas para celebrar la Misa diaria. Lo invitaban con mate, 
charlaban y Brochero les hablaba de un modo que todos lo entendían 
porque le salía del corazón, de la fe y el amor que él tenía a Jesús.

José Gabriel Brochero centró su acción pastoral en la oración. Apenas 
llegó a su parroquia, comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba 
para hacer los ejercicios espirituales con los padres jesuitas. ¡Con 
cuánto sacrificio cruzaban primero las Sierras Grandes, nevadas en 
invierno, para rezar en Córdoba capital! Después, ¡cuánto trabajo para 
hacer la Santa Casa de Ejercicios en la sede parroquial! Allí, la 
oración larga ante el crucifijo para conocer, sentir y gustar el amor 
tan grande del corazón de Jesús, y todo culminaba con el perdón de Dios 
en la confesión, con un sacerdote lleno de caridad y misericordia. 
¡Muchísima misericordia!

*Este coraje apostólico de Brochero lleno de celo misionero,* esta 
valentía de su corazón compasivo como el de Jesús que lo hacía decir: 
«¡Guay de que el diablo me robe un alma!», lo movió a conquistar también 
para Dios a personas de mala vida y paisanos difíciles. Se cuentan por 
miles los hombres y mujeres que, con el trabajo sacerdotal de Brochero, 
dejaron el vicio y las peleas. Todos recibían los sacramentos durante 
los ejercicios espirituales y, con ellos, la fuerza y la luz de la fe 
para ser buenos hijos de Dios, buenos hermanos, buenos padres y madres 
de familia, en una gran comunidad de amigos comprometidos con el bien de 
todos, que se respetaban y ayudaban unos a otros.

En una beatificación es muy importante su actualidad pastoral. El Cura 
Brochero tiene la actualidad del Evangelio,*es un pionero en salir a las 
periferias geográficas y existenciales para llevar a todos el amor, la 
misericordia de Dios. No se quedó en el despacho parroquial, *se 
desgastó sobre la mula y acabó enfermando de lepra, a fuerza de salir a 
buscar a la gente, *como un sacerdote callejero de la fe. Esto es lo que 
Jesús quiere hoy, discípulos misioneros, ¡callejeros de la fe!*

Brochero era un hombre normal, frágil, como cualquiera de nosotros, pero 
conoció el amor de Jesús, se dejó trabajar el corazón por la 
misericordia de Dios. *Supo salir de la cueva del «yo-me-mi-conmigo-para 
mí» del egoísmo mezquino que todos tenemos, *venciéndose a sí mismo, 
superando con la ayuda de Dios esas fuerzas interiores de las que el 
demonio se vale para encadenarnos a la comodidad, a buscar pasarla bien 
en el momento, a sacarle el cuerpo al trabajo. Brochero escuchó el 
llamado de Dios y eligió el sacrificio de trabajar por su Reino, por el 
bien común que la enorme dignidad de cada persona se merece como hijo de 
Dios, y fue fiel hasta el final: continuaba rezando y celebrando la misa 
incluso ciego y leproso.

Dejemos que el Cura Brochero entre hoy, con mula y todo, en la casa de 
nuestro corazón y nos invite a la oración, al encuentro con Jesús, que 
nos libera de ataduras para salir a la calle a buscar al hermano, a 
tocar la carne de Cristo en el que sufre y necesita el amor de Dios. 
Solo así gustaremos la alegría que experimentó el Cura Brochero, 
anticipo de la felicidad de la que goza ahora como beato en el cielo.

Pido al Señor les conceda esta gracia, los bendiga y ruego a la Virgen 
Santa que los cuide.

Afectuosamente,
/Francisco/

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